domingo, 31 de agosto de 2014

Hace mucho que no me sentía así. Feliz, pero preocupada. Entusiasmada pero asustada. La última vez que me sentí así fue muy complicado y perdí (como siempre). Esa persona era tan inmadura, tan tonto, tan egocéntrico. Menos mal se alejó solo. A veces interactúo con él, pero siempre llega un momento en que se da el lujo de mandarme a la real mierda. Así que no gracias, no quiero nada con tu fealdad.
Dos. ¿Cómo alguien te promete muchas cosas, te repite que te extraña, te dice incansablemente que te quiere y se desaparece? No una, ni dos, ni tres. CUATRO. ¿En serio? ¿EN SERIO? Lo extraño tanto tanto, pero realmente sería arrastrarme para que pisotee mis manos. ¿Amistad? No gracias, quédate con tu lo-que-sea-que-ella-sea y olvídate de mi. Me cae mal y yo le caigo mal a ella, ¿para qué hacerte problemas si es taaaaan importante para ti? Todas tus palabras son mentiras, todas fueron, son y serán. Eres del top ten de las personas que me han decepcionado, no lo pensé de ti, nunca imaginé que harías esto pero aquí estamos, tú sin hablarme desde hace cuatro meses y yo aquí esperando a que me hables. ¿Le hablas a mi amiga de que me extrañas? Palabras que se las lleva el viento, hechos, acciones. Te odio.